Encierra el silencio

 ¿Qué tenías de mí, que yo creí tener de ti?. Miedos, tristezas ó amarguras resguardadas en aquellas cosas que no solíamos conversar, ni si quiera en el peor estado de angustia. En donde los muertos reviven entre los llantos, esos sollozos que no imagine que en algún momento podrían florecer en mí.
 Recuerdos , recuerdo, recuerdo una y otra vez, vienen y van, se pasan campantes por mi cabeza y creen estar ahí pero luego desaparecen por arte de magia. No he caído nuevamente en lo más profundo de  aquellas gotas que caen sobre mi cabeza y me golpean de manera constante, creyendo así que yo en algún momento pueda regresar  a lo que en algún momento pensé que existía y que de un momento a otro se esfumó. ¿Responsabilidades? De quién, si yo ya no estaba ahí.
 Nadie es responsable del camino que decidió tomar, ya sea por capricho o por impulso es lo que tenía que suceder al fin y al cabo. De alguna u otra manera vamos a seguir conectadas y digo de alguna u otra manera, porque aunque no lo queramos así, es algo que esta y sigue su línea. Es verdad, quizás es algo que vaya más haya de lo que se pueda creer o entender en realidad, pero es algo que se siente y no necesita ser expulsado del alma porque también de alguna u otra manera da tranquilidad, esa tranquilidad que te hace dar un respiro y descansar en ella, en los momentos más difíciles. 
No necesito que comprendas, no quiero que entiendas lo que siento porque no puedes ponerte en mis pantalones y por lo demás  tampoco podrías ponerte en mis zapatos ya que  son muy grandes como para que te puedan quedar, sé que es difícil de entender pero ¿Qué es fácil de entender? Realmente entendemos lo que el resto nos dice o lo que miramos constantemente que viene y va. De verdad, yo no lo creo. 
Es por ello que te escribo esto porque necesitaba explicarte de alguna manera que ni yo sé lo es lo que sucede en mi y que puede suceder más adelante conmigo. En simples palabras por eso preferí escapar.

 Escrito esto, la muchacha miro la hoja en donde aquella espina que broto desde sus ojos en compañía de la  gravedad,  hicieron decender a la espina a tal punto, que esta se poso  sobre la palabra “responsabilidades” la cual perdió de alguna manera su forma. Tomó la hoja entre sus manos y la deshizo entre sus dedos para echarlas a volar y seguir su camino.